El festival de ópera de cámara de Zamora hará historia con esta increíble apuesta del director de orquesta Alberto Cubero, quien ha recuperado el libreto original
Little Opera vuelve a Zamora con una propuesta musical del más alto nivel. El festival de ópera de cámara internacional llega con propuestas novedosas, arriesgadas y de una altísima calidad tanto musical como vocal. Su directora, Conchi Moyano vuelve a apostar por encontrar obras únicas y sorprendentes, que no dejen indiferente al público que acuda del 25 al 31 de julio a Zamora.
Y entre estas propuestas, sin duda, una de las más destacables se presentará como colofón final a este evento de la ópera de cámara. El domingo 31, a las 20.30 horas, en el Teatro Principal, Little Opera trae al escenario zamorano nada más y nada menos que La Araucana, una obra de hace 230 años que, por primera vez desde entonces, volverá a representarse sobre las tablas. Un momento absolutamente histórico para la música operística y por varios motivos. No es solo que el libreto vuelva a la vida tras 230 años, sino que, además, se trata de la primera ópera escrita íntegramente en castellano de toda la historia. Una obra creada por el salmantino José Lidón que intentó abrir paso a un genero propio en castellano, durante la hegemonía de la ópera en italiano.
Este libreto ha sido recuperado por el director de orquesta Alberto Cubero,encargado de la dirección musical de esta ópera, y que se ha rodeado de grandes pesos pesados de la ópera en el mundo. Sonia de Munck (soprano) Anna Tonna (mezzosoprano), Juan de Dios Mateos (tenor) y David Oller (barítono) traerán de vuelta esta obra histórica, tras un trabajo casi de arqueología para recuperar el libreto original.
Y en una vuelta de tuerca más, este texto escrito hace 230 años se representará con una puesta en escena ambientada en los años 70-80 y sin cambiar ni una coma del texto. ¿Cómo es esto posible? Alberto Cubero le ha desvelado algunos interesantes detalles a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León.
Pregunta.- 230 años después de su estreno te has aventurado a reestrenar La Araucana, considerada la primera ópera en castellano. ¿Cómo ha sido el trabajo de recuperación de esta ópera?
Respuesta.- Es un trabajo enorme, que nos ha llevado mucho tiempo. Realmente, la ópera ya se había estrenado en tiempos modernos, pero sin escenificar. En Zamora será la primera vez que se haga en España, aprovechando el 230 aniversario de su creación. Es una obra muy importante para la historia, porque fue la primera ópera escrita en castellano, al estilo italiano. Fue el escritor Ignacio García Malo quien creó este libreto, con motivo de la conmemoración del 250 aniversario del viaje de Colón a América, y está basado en un poema heroico de Alonso de Ercilla y Zúñiga.
El trabajo de recuperación ha sido apasionante, descubrimos una historia con todo su contenido musica y un trabajo de elaboración de la partitura, a través de la editorial ICCMU- Hemos pasado el manuscrito original a una edición moderna que podemos tocar, pasando por una adaptación escénica muy original, para que todo el público de hoy pueda entenderlo. Aquí ha tenido un trabajo fundamental el director de escena, Guillermo Amaya, para que la obra resulte atractiva.
P.- ¿Por qué fue necesario en aquella época hacer una obra en castellano?
R.- Durante el siglo XVIII, los italianos copaban todos los teatros públicos y privados del país. Tanto es así, que en 1979 se llegó a prohibir el idioma italiano, para frenar esto. Así que, buscando dar trabajo a los artistas españoles, el compositor salmantino José Lidón decidió crear un libreto puramente español, escrito por completo en castellano. Algo único en la época y que no volvió a repetirse por entonces.
P.- ¿Ha podido recuperar la partitura original, cierto? Casi es un trabajo de arqueología musical.
R.- Es muy cercano a la arqueología y la paleografía. Hemos tenido que interpretar todas las anotaciones manuscritas y modernizarlo para que los músicos puedan interpretarla como se hace hoy en día. Ha sido un trabajo de edición crítica, es decir, de llegar a la verdad del manuscrito. En 230 años ha cambiado mucho la forma de interpretar música y necesitamos que los músicos actuales puedan leerlo. Por ello se ha digitalizado la partitura y se trabaja con una edición moderna, con dinamizaciones y articulaciones musicales que no están en el manuscrito, pero que son necesarias en una edición moderna.
P.- Entonces ha cambiado la forma de interpretar música.
R.- Sí. Por ejemplo, si antes en una parte de violín aparecía la anotación “con oboe”, los músicos no necesitaban que estuviera escrito para oboe específicamente. Lo hacían sin esas anotaciones, desde la experiencia que tenían tocando diariamente en el teatro. Actualmente, los músicos están más dotados técnicamente, tenemos un repertorio enorme, pero ellos lo tenían como un oficio, y se adaptaban con facilidad a las cuestiones estilísticas de cada momento, por pura práctica. Algo más cercano a la tradición popular, sin necesidad de tantos detalles en las partituras.
P.- ¿Suele recuperar obras antiguas como esta?
R.- Aunque soy un director de orquesta sin etiquetas, mi especialidad es la recuperación de patrimonio musical y liderar proyectos de este estilo, que van desde el descubrimiento de la particular hasta la puesta en escena.
P.- ¿Por qué aventurarse a recuperar precisamente esta obra?
R.- Porque es muy importante para la historia de la música española. Desgraciadamente, la tradición de hacer ópera en castellano no perduró. Es interesante que el propio libreto de José Lidón dice que se trata de “un ensayo en nuestro idioma castellano de la gran ópera seria italiana. El objetivo es demostrar que nuestra lengua es capaz de adaptarse a las modulaciones de la música (…) imitando a los italianos”. Es importante que la gente entienda que se hizo a propósito para que se supiera que nuestra lengua también servía para hacer ópera. Los libros de historia hacen referencia constante a Lidón como el primer intento de Teatro Lírico Español, pero nunca nadie se atrevió a volverlo a intentar como se va a hacer en Zamora. Contamos con un elenco de interpretes de primer nivel, una puesta en escena absolutamente rompedora y con una gran calidad de dirección de escena y musical.
P.- Es una apuesta muy personal suya, ¿no?
R.- Sí, cuando el festival se puso en contacto conmigo me propuso hacer una recuperación de una tonadilla del siglo XVIII (Una graciosa de una compañía y un compositor de viejo), de pequeño formato que debíamos completar con otra. Y ahí vi una oportunidad de lujo para poder ofrecer La Araucana. Cuando se lo propuse a Conchi Moyano, no dudó ni un momento en que era una idea muy interesante y aseguró que no iba a dejar pasar esta oportunidad. Desde entonces todo han sido facilidades con ella y con todos los que componen el festival. Además, tengo un equipo increíble, con Pablo Menor como escenógrafo, o Raquel Porter en vestuario. Y el reparto, no me cansaré de nombrarlos, porque son algunos de los mejores talentos de la ópera a nivel internacional.
P.- ¿Qué se van a encontrar los asistentes a esta presentación de La Araucana y la Graciosa y el Compositor?
R.- Es el trabajo del manuscrito llevado al escenario. Pero, además, no se van a encontrar dos obras separadas, sino un espectáculo único en el que la dramaturgia no cambia ni una palabra del texto original. Hemos conseguido que ambas encajen perfectamente, dando una cohesión y una idea global del espectáculo. La escena se ha centrado en los años 70-80, aprovechando al máximo cada palabra para que la historia sea entendible y coherente.
P.- ¿Y cómo se adapta un texto de hace 230 años al contexto de los 70?
R.- Aprovechamos el doble sentido, la escenografía y el vestuario para conducir al espectador hacia la idea original de la puesta en escena. Para esto es necesario contar con un equipo de genios. Nos preocupa mucho que sea coherente. No puede ser que en la primera parte estemos en los 70 y luego aparezca la época colonial. Hemos unido todo, el movimiento, las mitades, la caracterización de los solistas, para buscar una coherencia con el contexto.
P.- ¿Por qué ha elegido estrenarlo precisamente en el Festival Little Opera de Zamora?
R.- Tenía claro que debía ser en Zamora. En 230 años ningún teatro se ha atrevido a volverla a representar. Vivimos en una época en la que luchamos por lo políticamente correcto, y ya es difícil salir de esto. Por eso sabía que tanto Conchi como el festival sí que se atreverían a hacer algo novedoso y original como esto. Algo que debería ser el trabajo de otros teatros con mayor presupuesto y repercusión, pero no ocurre. Además, deseaba que la obra se reestrenara en la tierra de su autor. José Lidón es de Béjar, de Castilla y León, y para mi era importante. Fue un hombre muy importante en su época y no tiene el reconocimiento ni la importancia que merece.
P.- ¿Qué le parece que Zamora dedique un festival enteramente a la ópera de cámara, en pleno verano, y que haya tenido tanta acogida por el público general?
R.- Me parece necesario, porque, además, no es que sea un festival único en España, y juraría que en Europa, es que además asume un repertorio que no hacen los teatros de primera línea, con ópera de cámara. Que se haga en una ciudad como Zamora es muy importante también porque engloba mucho trabajo. Muchos empleos, tanto directos como indirectos, y ya no solo por el turismo, sino por la producción, diseñadores, infraestructuras… Además, da trabajo a quienes nos dedicamos a la cultura, que no hay mucha oportunidad. Hay menos de 10 teatros profesionales con calendario regular en España, cuando en países como Alemania hay centenares. La oportunidad de trabajar en nuestro país es muy reducida.